La verdad no sé si he elegido el más difícil de los compromisos. Tal vez más fácil sería el comprometerme a bajar (o subir?) de peso y tener un cuerpo atlético, o tal vez el aprender algún idioma, o incluso el ahorrar y viajar alrededor del mundo. Tal vez. Pero cada vez que me regalo (y me he regalado) la verdad, me gusta, mucho más de lo que pudiera haber anticipado. A veces, en verdad acercarme a la verdad me cuesta trabajo (trabajal!), sí, pero me es altamente gratificante cuando lo hago.
Así que (aunque suene como un revolucionario o político de cuarta) este año, lucharé por la verdad . La verdad entendida como la fotografía de la realidad presente sin juicio, así como la congruencia entre lo que pienso, siento y hago.
Estoy seguro de que en el camino en encontrar y regalarme la verdad, otras (muchas, muchísimas) cosas interesantes aparecerán. Seguramente me complicaré la vida, seguramente meteré la pata varias veces, seguramente me costará trabajo e incluso, seguramente mentiré encontrando la verdad.
Apuntar alto dicen. Así que eso es lo que hago en este momento, y con más razón, cuando apenas va uno de los 365 días de este año. Hoy entonces, apunto alto y dirijo mi flecha hacia la estrella de la verdad.
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No sé por qué la gente teme (tememos) tanto a la verdad. Por más escalofriante, fría, compleja, rara, golpeadora, o despiadada que nos pueda parecer, la verdad siempre es reconfortante cuando te acercas a ella y hace bien, siempre, aunque en el primer instante, no nos demos cuenta.
La verdad cura, da pie a cosas nuevas, reconforta, y nos ayuda a encontrarnos con nosotros mismos. Así que por más repetitivo que sea, este año, buscaré siempre mi verdad.
Hoy me la volví a regalar, y noté que varias personas a mi alrededor, también se la regalaron.
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¿Puede uno en historias del pasado, encontrar su verdad? No lo sé, pero sí sé que me lo he preguntado mucho en estos últimos meses. Ya les diré.
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