Hace ya varios días que no aterrizaba aquí. Tal vez haya sido la ausencia más larga en esta pista desde enero de este año. Viajes, (mucho, muchísimo) trabajo, y fugas en menos de 140 caracteres, me han mantenido alejado de esta pista (pero eso no quiere decir que no la haya extrañado y/o necesitado).

Semana de muchas cosas. Desde viajes a la mitad de la nada en la todavía desconocida ciudad de Nueva York, o situaciones laborales que nunca me habían ocurrido, hasta llamadas que lo toman a uno por sorpresa y te presentan puertas de un nuevo futuro, o el poquísimo sueño (ahora un tanto repuesto), o la visita de quienes me dieron la vida a esta ciudad que ahora, se convierte en mi vida. Esto sin agregar los golpeteos (senti)mentales de las visitas al M&C.

Tiemblo (y no es el frío que usualmente cobija a mi casa).

Planes ya para 2010 y todavía no termina ( y no sé como voy a terminar aún ja!) el 2009. Departamento propio, bodas, viajes (la continuación de las Tierras de Color Rojo), cambios de rumbo de vida, seguir estudiando, seguir creciendo. Todo eso ya está tocando las (mis) puertas para poder entrar y yo todavía no despido al 2009. Siento que el 2010 me está llegando como aquel esposo que llega inesperadamente a su casa después de un viaje de negocios, y la esposa, todavía con el amante en la alcoba, tiene que deshacerse de su profano acompañanante, para recibir a su esposo aparentando que nada ha sucedido. El 2009 se encuentra en el baño intentando escapar por la pequeña ventana que está encima del escusado.

Tengo una maraña de cosas hoy en la mañana (¿será que hoy es asueto y me levanté temprano para trabajar y eso confundió temendamente a los del último piso?)

Tiemblo aún más, y es más por el frío que siento por dentro, que por el que se genera en mi departamento.

Ya decía el M&C, le he pedido al trabajo que me dé lo que no me puede dar. Y cuando lo que hace falta, lo que verdaderamente hace falta, lo que realmente necesito, llega, me doy cuenta de los huecos cuando eso que me hace falta, se vuelve a ir.

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Hoy ellos se van. Pero extrañamente siento que soy yo el que se despide y el que se va.

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Hoy en la tarde llegará una llamada que siento (busco?) puede empezar a encaminarme a nuevos rumbos personales, necesitados, anhelados, esperados. Pero, ¿por qué le pongo tanto peso a una llamada? ¿por qué siento que ya conozco a esa persona cuando todavía no la conozco en lo absoluto? ¿por qué me gusta contarme tantas historias que todavía no se han escrito aún? En fin, esperemos mejor a que repique el teléfono.

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Pasaron casi tres años. Después de casi una inexistencia de fines de semana para asuntos personales, de muchos desvelos, de muchos sueños, esfuerzos, peleas, discusiones, cuestionamientos acerca de si sí podía o no, al fin llegó. Llegó mi diploma de certificado de Maestro en Arreglos Musicales (y en estos momentos no me da pena que llege a sonar arrogante) de una de las mejores unviersidades a nivel global en estos rubros. No lo pude creer cuando llegó. Lo sigo sin creer. Sigo sin creer que tal vez sí tengo algo de talento para lo que verdaderamente me apasiona. Espero próximamente poder compartir con el mundo algo más que (tan sólo) un diploma colgado en la pared.

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"And in this moment, I need to be needed.
With this darkness all around me, I like to be liked.
In this emptiness and fear, I want to be wanted.
'Cause I love to be loved.
I love to be loved.
Yes, I love to be loved."

Peter Gabriel "I love to be loved"

No lo puedo creer, justo cuando terminé de escribir el último post, suena mi teléfono y me habla entrenada y endemoniada voz ("cruz cruz que se vaya el diablo y venga Jesús") de dichosa compañía que el año pasado me hizo comprar cosas (bueno, al final no tantas), que me hicieron creer que yo necesitaba (un libro para mejorar mi ortografía, que bao caí!!) y que pues claramente realmente no necesitaba (aunque el de ortografía tal vez sí lo necesitaba ja! lo regalé). Maldito marketing y cursos especializados a ejecutivos de ventas.

En fin, a diabólica y sudlce voz le hice saber mis congratulaciones por la capacidad de su fuerza de ventas (al mismo tiempo que reproché mi pasada capacidad de negación), pero esta vez dije: "GRACIAS, PERO NO GRACIAS". Me congratulo a mi mismo.

Al parecer sí tengo poderes de gitano.

"¿Cuál es tu plan a 5 años?". Eso es lo que me pregunta mi padre cada vez que me ve. Sé que lo hace no por una necesidad de enjuiciar a su chamaco por no tener la mente de vidente gitano, sino lo hace por verdadero interés y por qué no, imaginarse su plan en mi plan también.

Debo aceptar que esa pregunta me aterra que me la hagan, ¿por qué? pues porque no tengo ni la menor idea. Y más me aterra cuando mi padre lo hace, porque me hace sentir un tanto mal ("cómo?! no tienes plan?" zaz!). Tal vez tenga un plan mas o menos armado para este año (pero ni así ja!, pues uno nunca sabe , todo cambia de un día, o de una semana para la otra!), así que esa incertidumbre, multiplíquela por 5, y pues ya sabrá el miedo que se genera dentro de mimismo. Y pues más temor en esta época ya que, por ejemplo, nadie puede jugarle al adivinaadivinador en los negocios, pues ahora imagínese jugar al adivinaadivinador con su propia vida. Pues no, ni con los divinos poderes de Beto "El Boticario".

Bueno el caso, es que hoy un personaje dedicado a la venta de seguros (sí, con su traje, su portafolios y toda la cosa) y de fondos de ahorro para el retiro, me hizo una pregunta todavía más preocupante: "Cómo te ves a los 65 años?". "Perdón?" (" a ver man'to, estás viendo y no ves"), "Sí, cómo se ve a los 65 años?". Silencio.

Después, de su traje y su portafolios (y de toda la cosa), sacó una bola de cristal metida de esas que invenctó el hombre blanco (o amarillo) que estaba metida en una computadora compaq (quien sigue comprando computadoras compaq??) y me soltó una de gitanos (ahora sí!) de que para recibir 8 mil pesos al mes cuando tenga yo la honrosa y momiza edad de 65 años, tenía que ahorrar quiensabecuantosmilesdemillonesdepesos al año, y que tenía que empezar desde ahora, a mis 29 años (según él, la edad perfecta para iniciar el ahorro). Me sacó a través de tecnológica bola de crista, de que pues también tenía que empezar a pensar que el costo del seguro a los 55 años cuesta quiensabecuantosmilesdemillonesdepesos y que debería empezar a ahorrar también para eso, para tan siquiera cubrir mi "seguridad" social. Sí, ahorrar para mi enfermedad que todavía no tengo. Chale, yo para lo que estaba ahorrando era para cambiar la tele, que sí tengo, por una tele nueva!

Me comenta el representante de seguros: "Nosotros lo que vendemos es seguridad". Claro, venden seguridad para una inseguirdad generada por ellos. Malditos y mil veces malditos. Al final terminé comprando una garantía para un seguro que todavía no tengo (o sea ¿cómo?, no sé, pero cuando me lo vendió sonó bien). Juré que no volvería a caer, como aquella vez. Pero, esta vez es diferente verdad???