Lo que sucede es que cada vez que recibo un trago de verdad, de esa que te hace sudar las manos, que te hace notar la importancia de la respiración y que te hace temblar las piernas, me siento bien y quiero aterrizar en esta pista.
Sin duda, la verdad (me) hace MUCHO bien. Por más mamón que suene, estoy empezando a desarrollar una especie de adicción a la verdad, ya que al parecer, genera en mí una especie de químico que me hace querer y saber más verdades, de mí, de los demás, del mundo, de lo que sé y lo que no sé.
Hace un par de días, dije algo a alguien pasadopresente que pensé que no iba a decir, aunque sabía en el fondo, que probablemente un día lo diría. La respuesta ante la expresión de mi pensar/sentir fue: "Sí que verdaderamente estás empezando este año siguiendo tu propósito de la verdad". Espero que así siga.
Platicaba con alguien acerca de la verdad. Y en amena y acalorada discusión acerca de qué es la verdad, nos llegó un cuestionamiento: la verdad de alguien ¿puede ser incluso el querer desaparecer su propia realidad?. Y ante esto, no es que me quiera poner el chaleco (o saco de pana con parches en los codos) de filósofo de cuarta, pero realmente ¿qué es la verdad?, ¿es la aceptación objetiva de lo que acontece a nuestro alrededor? o ¿es la aceptación subjetiva de lo que uno verdaderamente necesita? Tal vez es no mentirse a uno mismo y es escuchar a la voz interna y poner atención a lo que nos dice.
Justo cuando escribía esto, compañero de pensamientos estratégicos (y principalmente, de filosofías de vida), entró a mi oficina. Filosofamos entonces acerca de mis intentos de seguir a la verdad, y (creo) encontramos la (una) respuesta, al cuestionamiento del párrafo anterior. Esta fue nuestra conclusión. La verdad, es como la respiración. Es un círculo, un proceso, que tiene que dejarse correr. Un flujo que involucra al entorno y a uno mismo, y que es entonces, el complemento perfecto de la realidad objetiva con lo que nuestro cuerpo hace con ella.
Si respiramos corto, poco y rápido, nuestro cuerpo tendrá poca vida y se sentirá mal. Igualmente si respiramos profundamente pero no soltamos el aire, terminaremos hiperventilándonos. Es por eso de la importancia de la fluidez en la respiración.
Entonces la verdad es así como un ciclo perfecto de respiración. Inhalamos profundamente, a través de todos nuestros sentidos, la realidad objetiva del entorno. Adentro, esa realidad (como el oxígeno) es procesada por nuestro interior y después, exhalada profundamente. Eso es entonces la verdad: la combinación de la objetividad del entorno más el proceso hecho por la subjetividad de nuestro subconsciente. Hacer esto sin trabas ni barreras, de forma fluida, nos hará sentir mejor, nos hará sentir más llenos de vida, más libres. Justo como sucede cuando respiramos y exhalamos profundamente.
Respirar. Exhalar. Respirar verdad exterior. Exhalar verdad interior.
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A través de este mismo compañero laboral, de vida y filosofías, me llegó esta frase totalmente ad-hoc a lo que está aterrizando en esta pista: "Wahrheit ist feuer - und wahrheit reden heißt leuchten und brennen".
Gracias a él, también supe el significado.
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Ayer en comida oficinista hablábamos de que uno, puede saber en los primeros 30 segundos de conocer a una persona, lo que sucederá en el futuro con la mezcla de tu vida con la de esa persona. La verdad presente y futura de esa relación, está ahí siempre presente, todo el tiempo, pues nuestro subconsciente ya tiene toda la información totalmente procesada de nuestros "X" años de vida (y todo lo que eso significa en términos de autoconocimiento). Así que si quieren (queremos) conocer el futuro de sus (nuestras) relaciones interpersonales, prestemos atención a esos 30 segundos de comentarios de voz interna, y dejen (dejemos) fluir sus argumentos. Haciendo esto, seguramente podríamos prevenir muchos (auto) atentados emocionales.
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Hace dos meses que no voy a Yoga y me molesta de sobremanera. Namaste.
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Pasado mañana me voy a las tierras del hudson (por segunda vez en el año! empieza bien!). Ya me pasaron una lista de los lugares que debo visitar (y no hablo del cliché estatuosodelalibertad): Spice Market, Pastis, Republic, Max Brenner, The Blue Note, The Spotted Pig, entre otros (obviamente Guitar Center, que es parada obligadísima).
El centurión de AMEX ya está levantando fuertemente su escudo ante este plan, pero como he dicho anteriormente, el dinero va y viene, las experiencias, en cambio, se quedan. Lo siento amable y protector Centurión.
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