Ayer en sobremesa oficinista, platicábamos (y éramos puros hombres) que el cuerpo ya no resiste y combate como antes los malos tratos (o buenos tratos -ya 1 hora de ejercicio no tiene los mismos efectos-), y que la grasa corporal, ya no se va como se iba antes (de hecho, antes no era necesario que se fuera, porque ni siquiera llegaba!). Y también ayer, una muy bella mujer de mi edad, me comentaba que se había comprado una crema anti-arrugas (aunque la entiendo -yo me compro shampoo's para que no se me caiga el pelo!-, le debo decir que no la necesita!, está perfecta!). Todos de alguna u otra forma queremos combatir contra el tiempo. En ropa, maquillaje, ejercicio, dietas, carros, música, buscamos una fuente de eterna juventud.
Lo interesante de todo este tema es que al parecer, la juventud (o el sentimiento de juventud) genera un efecto de amor y odio. Me explico. Aquí nos encontramos en un mundo lleno de gente obsesionada por ser o mantenerse más jovenes, pero al mismo tiempo, la juventud tiene una carga de incredulidad que hace que algunos, quieran ser más viejos al momento que están siendo jóvenes (a mí, no me sale barba y no tengo canas -no les dije que se me cae el pelo?- y eso, al parecer, genera una barrera para que la gente -obviamente mayor- escuche lo que puedo aportar).
Muchas personas de mayor edad quieren ser jóvenes, pero no respetan a los jóvenes (entonces, en el fondo lo que quieren es que no se les respete a ellos???). Pero bueno, de ellos viene el comentario: "quiero tener la experiencia y el conocimiento de una persona de mi edad, pero dentro de un cuerpo de una persona como de 20". Gente de mayor edad que quiere sentirse joven, pero que pide no más rock, sino más Armando Manzanero (yo ya me compré uno de él!). No pos no. La hamburgesa sin pan. La pizza sin grasa. El chocoloate sin calorías. La verdura que sirva para calmar un rompimiento amoroso. Lo clásico pero contemporáneo. Lo moderno pero viejo. No pos no (ya lo dije). No se puede. La experiencia y el conocimiento, vienen con cierta carga de arrugas, estrías, grasa corporal y caídas de pelo. Y la firmeza corporal viene sin madurez mental. Así es, y así debemos disfrutarlo. Yo aquí debo admitir que prefiero más de la firmeza mental que de la firmeza corporal.
Ahora, así como de desgastante es obsesionarse en una lucha irracional y sin sentido en contra del tiempo, también lo es tirarse al traste y no mantenerse saludable para disfrutar lo que la naturaleza nos dió o no (yo por ejemplo, llegué tarde a la repartición de "asentaderas").
En fin. En esta búsqueda por una fuente de eterna juventud (ya se buscaba desde tiempos de la conquista española), un estudio de científicos alemanes, descubrió cuál es esa fuente para que un hombre pueda vivir más años: casarse con una mujer de 7 a 20 años más joven que él. Yo la verdad, prefiero vivir menos que terminar casado con una jovenzuela, no me gustan, me gustan de mi edad o más grandes. La vida es corta, así que pues a disfrutar todo lo que venga (o se vaya -como mi pelo-).
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