Hay un gran espacio mental que se genera al poder uno tomarse el tiempo para uno mismo y eso da entonces, oportunidad a que los pensamientos se ordenen y por consecuencia, que las acciones (y sentimientos), sean los que tomen el control (o el descontrol) dentro de uno. Me da mucho gusto, que se hayan destapado tantas emociones dentro de mí al haberme dado un espacio mental y que las haya podido decir y compartir (disculpen las molestias que esto le ocasiona). Y ya que tengo más claridad mental y emocional, gracias a que encontré espacios mentales, dí paso a la acción de los sentimientos y los expresé, pues tengo (más) tranquilidad (aunque no parezca, ya que una corriente emocional descubierta -aunque sea muy positiva- siempre viene acompañada de un toque fuerte de ansiedad).
El amor destapado y desbocado, la melancolía, extrañar, las ganas de que todo esté bien, la búsqueda de la felicidad en ambas partes, lo que se dijo y lo que no, lo que se hizo y lo que faltó. Lo aprendido, dicho, compartido y escuchado.
Sí, hay tanto (tantísimo) que ha sucedido, pero todavía hay tanto (tantísimo) por conocer, cambiar, entender, digerir, sentir, pensar, hacer, comprender, descubrir, decir (callar) y crecer.
Toda esta mezcla pudiera sugerir que todo se complica, pero no. De plano, hoy me doy cuenta de que lo único que se necesita, es dejar de ser (tan) impaciente y dejar que todo se asiente y tome su propio y exacto lugar (así como sucedió dentro de mi cabeza gracias a los polvos de color rojo).
Hoy en musical plática, una frase y una canción, tuvieron todo el sentido: "Let it be". Recuerdo escuchar esta canción una y otra vez en el tocadiscos de mis padres cuando tenía como 11 años. No la entendía (aunque pusiera atención a la letra, mi inglés no era el mejor), pero la harmonía y melodía de la canción, me daban un extraño, pero altamente gratificante, sentimiento de calma. Esta fue también la primera canción que "aprendí" a tocar en el piano y fue mi canción favorita a lo largo de un par de años en mi pre-adolescencia. Ahora, esta misma canción regresa a mi, casi 20 años después, con un mensaje (mucho) más claro, pero con ese mismo gran y poderoso sentimiento de calma. Y casi 20 años después, la escucho de nuevo, una y otra, y otra, y otra vez.
Las respuestas siguen (y seguirán) llegando. Let it be.
Publicar un comentario