El tema en debate (debacle) era el "disfrutar la vida" (tan cliché -pero tan necesitado- en nuestros días). Y para alimentar el ejercicio de llovizna, recurrimos a la pregunta de: "Dime un ejemplo de cuándo es que disfrutas más tu vida y qué es lo que estás pensando/sintiendo en ese momento". Todos, uno a uno fueron respondiendo esta pregunta mientras yo tomaba nota. Todos respondieron, y por obvias razones de equidad y justicia, me cuestionaron: "¿y tú?".
Pensé, pero no pensé mucho. No fue tan fácil (pero tampoco tan difícil) responder. Aunque respondí a una pregunta explícita del público presente, también, extrañamante, respondí implicitamente a una pregunta que mi público interno me preguntaba. Mi respuesta fue, que ese sentimiento de plenitud llega, cuando disfruto lo que tengo y no estoy pensando en lo que me hace falta. Muchísimos ejemplos en forma de recuerdos vinieron a mi cabeza y a mi corazón para sustentar con hechos mi respuesta.
Yo mismo me dí cuenta de la respuesta que yo mismo me había dado. Respuesta a una pregunta que nadie se dió cuenta que también se había hecho, claro, que se había hecho, dentro de mí.
Sí, me dí cuenta que cuando disfruto la vida, es cuando disfruto lo que tengo y no pienso en lo que me hace falta. Y cuando eso sucede y estoy tan pleno (tanto que se sale de mí) lo único que se buca, es compartirlo con alguien (como una cubeta que se llena con el goteo del agua -en escasez- en época de lluvias capitalinas: cuando ya no cabe en una, pues hay que poner otra).
En fin, hoy yo mismo, sin buscarlo, me dí respuestas.
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Hoy me dí cuenta de otra cosa. Me dí cuenta que yo no quiero una compañera en mi vida, es decir, alguien que acompañe mis pasos y yo los de ella. Lo que yo que quiero es alguien que cambie, mejore mi vida; y que yo, cambie, mejore la de ella. Doy gracias a que en mi pasado, así ha sido; no he tenido compañeras, sino cambiadoras y mejoradoras de vida, y eso, ha ido "in crescendo". Agradezco de corazón y deseo que así siga siendo.
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En unas horas será mi presentación oficial como líder sindical. Y ahora sí en el mundo real, en el del mundo en el cual desarrollo mi profesión. Por primera vez en la historia de México, habrá más de 40 personas que trabajan en mi (nuestro) ramo, todos reunidos en un sólo lugar (chale, que miedo, puros planners juntos!)
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