Uno sabe que tiene que hacer tantas cosa para su bien, pero no sé por qué, vamos por la banqueta contraria. Comer frutas y verduras, hacer ejercicio, hablarle a los amigos, no estresarse tanto, salir con la familia, no mandar ese mail, no extrañar, no mandar ese mensaje, irse a la cama temprano.

Podía haberme ido hace un par de horas y estar descansado para mañana, para el lunes (que es el día para el cual hay que estar más preparado) pero no, hay que ir en contra de lo que le hace uno y aquí me tienen, a la 1:05 am escribiendo esto.

¿Será que no quiero ir a la cama solo (otra vez)? ¿Será que quiero seguir escuchando música ¿Será que tengo flojera a otra manifestación del grupo separatista? ¿Será que yo mismo me boicoteo? ¿Será que quiero volver a hacerme amigo de la noche?

En fin. Es la 1:08 y a esta hora me he dado cuenta que la música no es más mi hobbie, es mi pasión, (y espero en un futuro próximo) mi profesión; y que mi nuevo hobbie es escribir. Cuando escribo, no soy exigente conmigo ni con las mismas líneas. Al escribir me relajo, me calmo, me entiendo, me busco, me encuentro, me pierdo, me dejo llevar, me dejo traer. Me gustaría en mi vida, tratarme igual que cuando escribo.

Hoy quiero quedarme despierto toda la noche, a volver a ser confidente de negra amiga. A platicarle, que me cuente, escucharla, que me escuche, que me abrace, que me bese, que me haga reír, que la haga llorar, que nos encontremos de nuevo, escribir juntos.

Tendrá que esperar. Es la 1:12 y mañana, es lunes.

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