Por situaciones laborales (y también, de esparcimiento), en 3 semanas estaré ya (si todo sale bien), celebrando mi cumpleaños número 30 (#yisushelp) en tierras de la antigua constantinopla. Y en un mes más, viajando para las pascuas.
Acerca de este último retiro, pues en las vacaciones navideñas platicaba con mi hermano, no sé por qué, de las Tierras de Hielo (literalmente). Al hablar de ello (y de ellas), de repente se prendió en mí una de esas curiosas (en todo el sentido de la palabra) llamas, que no se apagan y que tercamente, se siguen manifestando hasta que uno no les haga caso. Es por eso que hoy me encuentro planeando el viaje. 5 días en las Tierras de Hielo, recorriendo solo tan solitarias tierras. No puedo esperar.
Mis padres me preguntan que por qué es que me late esto de andar viajando a lugares a donde normalmente no se escucha que la gente vaya a vacacionar (hasta me dicen que debería pedir trabajo en National Geographic!). No lo sé. En verdad que no es por un tema del hacerme el interesante (o bueno, tal vez un poco), pero creo que es porque para mí viajar, es alejarme para estar cerca de mí, de mis pensamientos, de lo que normalmente tengo lejos. O tal vez porque para poder aprecier la verdad, hay que verla desde fuera, desde lejos, desde los lugares donde uno no se conoce, donde se pone uno a prueba.
Estamos en etapa de planeación, pronto sabremos si se hará realidad.
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Hoy, mi padre "celebró" (si a celebrar se le llama comer en casa, pizza a domicilio) su cumpleaños número 60. Por única vez en la vida, él tendrá el doble de la edad que yo tengo. Y eso quiere decir, que este será el único año también, en el cual, yo haya estado presente justo la mitad de lo que él ha vivido.
El me tuvo a los 30. Yo cumpliré 30 en tres semanas, y yo ni cerquita estoy de tener un hijo ja! #chale.
Felicidades.
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