nov
20
Decía Octavio Paz que estábamos apasionados con la muerte. La adoramos, la buscamos, la enfrentamos, la retamos, la veneramos, la convertimos en personaje central de chistes y fiestas nacionales. En fin, tratamos de encontrar en la figura de la muerte lo que no encontramos en vida. Hay pueblos que por azares de los prejuicios o las acertadas manifestaciones de la realidad, los asociamos con la vida (como el brasileño) y hay otros que los asociamos con la muerte (como el islámico).
La música de un pueblo define mucho el psique de una nación, no sólo en sus letras, sino tambien en sus melodias y harmonías. Rusia y el Medio Orienrte, tienen armonías y melodías muy tristes, aunque la letra de las canciones pudiera ser "alegre". Al final, el espíritu triste, pesa más que la levedad de la alegría (así como lo picante del chile domina sobre lo dulce de algún platillo mexicano).
Seguramente si pregunto a mis conacionales que describan una imagen mental de estas tierras, varios de ellos describirán lo que hoy tristemente nos tocó presenciar: mujeres cubiertas por velos y lágrimas.
Hoy fuimos testigos, desde nuestra incómoda comodidad, de esa tristeza que pareciera acompañar a esta región del planeta. Un accidente automovilístico que quitó la vida de un par de personas, fue el culpable de esas lágrimas derramadas.
No es que este tipo de accidentes no sucedan en otro país y no sean igual de trágicos en cualquier otra región de la Tierra, pero pareciera que lamentablemente es algo más común por acá (como la efectividad en Alemania o la risa en Brasil).
En fin.
Ante la muerte ajena, el valoramiento de la vida propia. Trágico contraste y lección de vida.
...
Este aterrizaje se llevó a cabo hace varios días, pero hasta ahora tuvo la oportunidad de hacerse público.
-- Escrito desde mi iGlobo
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