nov
11
Es extraño. Uno termina por extrañar lo que uno está viviendo, cuando se viaja. No lo sé, tal vez es la añoranza setemecina que se adelanta en sus ganas de dar su primer grito de vida.Por dos noches me encontraré con las comodidades del mundo occidental, y contrariamente a ese mundo occidental, ya extraño la falta de comodidad. Creo que uno termina por acomodarse en un estado de pluma gansífera, que de vez en cuando, es bueno arrancar desde raíz.
Después de varios días sin sentir la dulce humedad de la lluvia de mosaicos hoteleros, creo que consentiré a mi cuerpo con dos.
-- Escrito desde mi iGlobo
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