Es claro que el baile ha sido siempre parte escencial de cualquier grupo social. Y no sólamente lo ha sido como una manifestación de diversión, esparcimiento o socialización momentánea. Lo ha sido como elemento importantísimo en el desarrollo de la misma sociedad, involucrado en temás tan fuertes y enraizantes como son las religiones o incluso, las guerras.
Sabemos de la importancia que entonces tiene el baile en la forma en cómo se esculpe una sociedad. Lo podemos ver en los bailes "modernos": desde la samba en brasil, la cumbia en el caribe, la salsa en cuba o incluso los corridos en México. Pero también lo vemos en las danzas tradicionales de cualquier grupo étnico de cualquier región o país.
Creo que el baile, como cualquier manifestación cultural, es una carretera de dos vías. Es decir, no sólo inyecta cosas nuevas a la sociedad, sino que también, se hace de cosas que vienen de la sociedad, hacen simbiosis.
Ahora, hay de simbiosis a simbiososis. Las hay las que son 100% positivas, y las hay las que son una forma de parasitismo mutuo (seguramente hay un término biológico para esto, pero lo desconozco!). Es decir, que viven uno del otro, pero haciéndose daño. Y esto creo que es lo que de alguna forma, empieza a suceder en algunos sectores de la población latinoamericana.
Cuando uno mezcla la muy baja calidad educativa (y no me refiero solamente a las matemáticas, la historia o la geografía, sino al civismo, el respeto por los conciudadanos, las instituciones o la naturaleza) que existe en nuestros países, con el explotar la música en un tema meramente sexual, algo muy extraño (por no llamarlo triste y preocupante) sucede.
Ya mencionaba yo en uno que otro post anterior, que nuestros países necesitan que ese gran talento creativo que tenemos, se canalice no sólo en el tema físico/sexual (que tanto ha sido apoyado no sólo por los medios, sino por nosotros mismos como usuarios de esa música), sino que se abran muchas más vías de expresión de ese talento.
Ahora, si uno manifesta el romance , el coqueteo (casual) y la sensualidad entre una pareja a través del baile, eso está muy bien. Es una forma de comunicación increíble (y lovemos desde los valses hasta la música de banda, venga una de K-Paz! ja!). Pero cuando esa comunicación corporal, se convierte sólamente en el poco respeto entre la pareja que está bailando, pues ahí si ya creo que la estamos regando. En lugar de elevar a través del baile y la música, estamos demeritando y degradando.
Bueno, acá el video que me hizo pensar en todo esto:
¿Por qué pienso en todo esto? porque claro, nunca un artista (cantante, músico, pintor, escultor, etc.) podrá suplir la responsabilidad que tienen las familias y las escuelas en la formación integral y educación de los chavitos; pero tampoco quiere decir, que no acepten su gran poder de influencia. Tal vez algunos "artistas" digan que lo que hacen, lo hacen sólo por diversión, y que no están tratando de influenciar de forma negativa a nadie. Pero creo que siempre es interesante que conocieran las implicaciones de cualquiera de sus acciones.
Nota: Zaz! me leo y me siento como una de aquellas señoras, que en los 80's (incluidas la esposa de Al Gore), demandaron a Judas Priest por el suicidio de dos jóvenes fanáticos del Heavy Metal. Alegaban que el Heavy Metal corrompía a la sociedad, con la alusión al sexo, a satán, la violencia y las drogas. Zaz! Yo que soy fans del Heavy Metal, me he convertido en la esposa de Al Gore en contra del "perreo" del reggaetón!? (tendré una doble moral acaso?!). No sé. En fin, uno siempre está abierto al debate y a los diferentes puntos de vista. Aunque debo admitir que nunca he visto que el Heavy Metal, haga que los chavitos se estén manoseando y bombeando como perros (disculpen el término), o a lo mejor es que no he visto el video en intrnet.
Pero en fin, este post no es un tema de "Heavy Metal vs Reggaetón" (ya que aunque fan del rock, no niego que he bailado un par de rolas de reggaetón en una boda en sana diversión), sino de como el poder de la música, debido a la baja calidad en la educación de nuestra sociedad, llegue a desvirtuarse (aún más); y que mucha gente, porque se trata de música, no lo vea mal, ya que al fin y al cabo, pues "sólo estábamos bailando!"
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