En fin. Ayer platicando con una persona de profesión y personalidad tremendamente interesantes, surgió la pregunta: "¿Por qué no lo haces?". Traté de responder. Creo que no pude articular una respuesta que me convenciera. ¿Justificaciones? Muchas.
La pregunta misma hace que se detonen más preguntas. Si hay algo que creo es parte de la personalidad que me ha y he definido, es el hecho de luchar, trabajar, ser paciente (e impaciente), inquieto y tremandamente necio para alcanzar lo que he querido, soñado. Y por suerte, o mismo resultado del esuferzo mezclado con esa terquedad que tengo desde niño, he logrado y alcanzado todo aquello que verdaderamente me he propuesto. Desde lo profesional hasta la personal (en este último rubro con unos tantos asegunes). Todo esto no lo digo por un sentido de autovaloración o sentido egótico, sino más bien como parte de un autonálisis, que busca responder aquella pregunta que fue lanzada ayer enmarcada por el nervio del "mucho gusto en conocerte", de un tequila, una primera plática y un interés genuino en conocer.
¿Por qué no lo he hecho? No lo sé, tal vez porque es algo tan importante para mí que quiero estar lo más preparado posible para lanzarme. Pero tal vez en lo que estoy cayendo en cuenta, es que en el estar calentando motores, tal vez se me esté adelantando la vida misma en la carrera. Pero al mismo tiempo creo que todo a su tiempo, ya que con experiencia previa, puedo decir que todo en mi vida ha llegado en el momento adecuado, cuando la vida me dice que estoy preparado, no cuando yo le digo a la vida lo mismo.
Sé que los trabajadores del último piso y piso medio son buenos en detectar cuando la vida les dice "hazlo ahora" y de inmediato me fwd el mensaje, y la verdad es que generalmente, les hago caso. En el rubro que hoy nos acontece, he recibido muchos de esos mensajes, y he actuado de inmediato. Uno de esos ejemplos, es cuando decidí regresar a la escuela y estudiar la maestría. Lo que me preocupa ahora, es que ya hayan habido gritos para que de un siguiente paso y que por primera vez, por miedo a saltar, no los haya escuchado. Chale, espero que no.
Yo escucho atento y actúo rápido.
En fin, me gusta que me hagan pensar, que me reten, que me empujen sin querer a conocerme más y a actuar en mejor y mayor congruencia consecuente a lo que dice la cabeza y el imaginario emocional.
Ayer me puse el arnés del bungee y lo até a mi cuerpo. Ya es un primer paso.
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